La voz de Zihuatanejo

Opinion

CAFÉ POLÍTICO

EN EL MOMENTO QUE MIS SOLDADOS COMIENCEN A REFLEXIONAR, NINGUNO QUERRÁ PERMANECER EN SU PUESTO / FEDERICO II

Rafael Lobato Castro

El teléfono empezó a sonar. Don Casi se dirigió a la sala de su casa para contestar. “Sí, bueno” dijo al auricular. “Don Casi, habla Sebastián. Le tengo una triste noticia. El sábado por la noche se nos adelantó a la otra vida Don Sigifredo Amaro Juárez. Descanse en paz. Un sincero pésame a su esposa Doña Inocencia ‘Chencha’ Lara Mejía. Como usted sabe, Don Sigifredo vivió muchos años fuera de nuestro querido Zihuatanejo por su trabajo que inició en la Secretaría de Marina y después en la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, recorriendo todo el país. Ya en 1994 se jubiló y radicó de manera definitiva en el puerto. Gran aficionado al beisbol. Amó mucho a Zihuatanejo y lo expresó en sus crónicas de personajes y sucesos aparecidas en la revista Destakados y algunas también en La Voz de Zihuatanejo. Sin ser ingeniero o arquitecto conocía mucho sobre construcción y obras públicas. Le molestaba más que la corrupción en las obras de gobierno, el hecho de que no las hicieran con los lineamientos técnicos correctos. Se divertía con la estupidez de los funcionarios municipales que decían que la calle 5 de Mayo estaba bajo el nivel del mar. “Si eso fuera cierto -me decía-, la laguna de Las Salinas desbordaría hacia la calle y ya estuviera inundado todo el Centro del puerto”. Un buen amigo. Todos vamos hacia el mismo final, lo malo es que antes nos dejen solos, íngrimos, los seres queridos. Y continuando con los temas negativos, le informo que cerraron el café y la parentela no me permite salir por órdenes del gobierno y los medios de comunicación. Que por ser de la quinta edad corro el riesgo que las fuerzas de seguridad me regresen a la casa a punta de macanazos. Así que si no muero por el coronavirus, cuelgo los huaraches por la descalabrada”. “Estoy en la misma situación Don Sebas -respondió Don Casi comprendiendo-. La patrona de la casa me tiene prohibido salir. Que ya habrá tiempo para reunirnos en la mesa cafetera para intercambiar chismes de nuestros paisanos y de la política. No me permiten ni asomar la cabeza y eso que en nuestro querido puerto el problema de la enfermedad todavía no es grave. Hasta parece un ‘compló’ contra nuestra libertad de tránsito, de andar por las calles y reunirnos en lugares públicos. Sin embargo, gracias a los medios y las mentadas redes sociales mucha de mi parentela está muy asustada y es capaz de poner a hervir a cualquiera que pretenda visitarnos. Si usted, por una razón especial tiene que salir a un lugar público como el mercado, no se le ocurra toser o estornudar porque lo linchan” comentó bromista Don Casi. “Me hizo recordar el día en que los militares igual nos mantuvieron encerrados durante varias horas en el ‘Edificio de Piedra’, el entonces ‘Palacio Federal’, hoy Museo Arqueológico de la Costa Grande -volvió a tomar la palabra Don Sebas-. Eso sucedió el 16 de septiembre de 1961. Terminó el desfile por el día de la Independencia y se haría un acto cívico en ese lugar donde estaban reunidas las ‘juerzas vivas’ del puerto, casi todo el pueblo, incluyendo al presidente municipal Don Salvador G. Espino. Había ya varios soldados en el lugar, cosa que no extrañó su presencia por lo que se estaba festejando. Al final del evento los soldados tenían rodeado el Palacio Federal y cerraron las entradas y el pueblo de Zihuatanejo estuvo secuestrado por varias horas, hasta el anochecer hasta que se fueron identificando. Todo se debió a que el general Celestino Gasca Villaseñor se quiso levantar en armas contra el gobierno de Don Adolfo López Mateos y los militares traían una lista, una relación de personas sancas que supuestamente apoyaban el movimiento, la rebelión, algo totalmente falso.

Algunas personas fueron detenidas en el Palacio Federal y otras en sus domicilios. Estuvieron encerrados 7 días aquí, en el cuartel que estaba donde ahora es el restaurante Coconuts, en el callejón Agustín Ramírez y trasladados a Acapulco por 14 días más, 21 en total. Liberados después con el clásico ‘usted disculpe’. Entre los detenidos de manera arbitraria estaban: el doctor Armando Morales Vallejo, Don Amadito Fernández, Don Amador Campos, Don Faustino Acametixtla, Don Benjamín Álvarez Landa, Don Lucio Soberanis y Don Pablo Reséndiz Nogueda. Y ahora con la pandemia igual las fuerzas federales nos quieren tener enjaulados, encuevados. Yo voy a aguantar una semana, y si el café sigue cerrado, voy a su casa para tomarnos una o dos tazas del aromático. Mando a todos a la chingada pues ya a mi edad no me asusta la señora de la guadaña; por lo menos estoy seguro que no me voy a morir de parto o de cornada de perro“. “¡No sea irresponsable! ¡No ponga el mal ejemplo! ¡Usted obedezca todo lo que le ordena el gobierno! ¡Ellos saben lo que hacen, ellos piensan por nosotros! A nadie nos preocupa si usted estira la pata por el virus maligno siempre y cuando no contagie a sus familiares -dijo sonriendo Don Casi. “Pues yo ya tengo una frase para que el gobierno la divulgue mientras mantenemos la cuarentena y ayude a recuperarnos de la mentada enfermedad -continuó Don Sebas-, es sencilla: ‘La solución somos todos’, ¿qué le parece?” “No chingue viejo cara de momia. Esa frase ya la chotearon hasta el cansancio en el sexenio 1976-1982, en el de ‘López Pillo’. Para olvidar los tragos amargos, ahorita tenemos reunión familiar y la chiquillada le está cantando a la patrona de la casa una melodía clásica de Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri”. Don Casi dirigió el auricular hacia los pequeños cantores: “Di por qué dime abuelita/ di por qué eres viejita/ di por qué sobre las camas/ ya no te gusta brincar./ Di por qué usas los lentes/ di por qué no tienes dientes/ di por qué son tus cabellos/ como la espuma del mar./ Micifuz siempre está/ junto al calor igual que tú./ Di por qué frente al ropero/ donde hay tantos retratos/ di por qué lloras a ratos/ dime abuelita por qué”. “Excelente Don Casi, se escuchó bien –comentó Don Sebas-. Platique a sus bisnietos y tataranietos que hay una película de la vida de Gabilondo Soler donde es interpretado por el actor Ignacio López Tarso”. “Así lo haré viejo cara de ciruela pasa –contestó Don Casi-. “Y ahora escuche usted Don Casi lo que acabo de poner en mi aparato de sonido, es una canción de Joaquín Sabina –dijo Don Sebas dirigiendo el auricular a las bocinas-: “En la posada del fracaso/ donde no hay consuelo ni ascensor/ el desamparo y la humedad/ comparten colchón./ Y cuando por la calle pasa/ la vida como un huracán/ el hombre del traje gris/ saca un sucio calendario del bolsillo/ y grita:/ Quién me ha robado el mes de abril/ cómo pudo sucederme a mí/ pero quién me robado el mes de abril/ lo guardaba en el cajón/ donde guardo el corazón…” “Muy adecuada a los tiempos la melodía Don Sebas. ¿Algo más que comentar sobre la pandemia?” “Muchas cosas Don Casi. Por ejemplo, leo en un periódico varias medidas a tomar para evitar un contagio pero cuando voy leyendo la sexta, ya se me olvidó la primera. Necesito recortar el periódico y pegármelo en la frente.

Además recomiendan cosas que yo hago desde niño por instrucciones de mis padres que en gloria estén, como eso de lavarse las manos a cada rato. Siempre me dijeron que me lavara las manos después de comer y antes de ir al baño…” “Al revés Don Sebas, al revés”. “Y luego eso de estornudar en el antebrazo, como si cada vez que anduviera con gripe le estornudara en la cara a cualquier sanca. Y lo otro de estar en una fila, como en el banco, a metro y medio de distancia del que está adelante, como si el paisano me pudiera enviar el virus con un pedo. La familia quiere que todo el día traiga puesto el bozal, yo no sé si para protegerme de un contagio o para no estar mucho tiempo con la lengua suelta”. “Cubrebocas Don Sebas, cubrebocas” aclara Don Casi. “Y nadie dice nada del peor virus –continúa Don Sebas- por pura hipocresía, el más mortífero, el más letal, que somos nosotros los seres humanos que tenemos medio muerta a nuestra casa, el planeta Tierra. Con esto de la cuarentena por ejemplo, el globo terráqueo ha tenido un respiro con la contaminación ambiental; en Venecia sin turistas, el agua en los canales se hizo transparente, agradeciendo que no hubiera una recarga de mierda; en un hotel de Cancún abandonado, se estuvo paseando un jaguar y en Monterrey se pasean los osos negros por las calles ahora que los autos no usan las mismas como autopistas. Actualmente el aislamiento no fue de la fauna silvestre, sino de nosotros. Por eso tenemos el problema del globo calenturiento”.

“Calentamiento global Don Sebas, calentamiento global. ¿Y cómo ve el trabajo de nuestros políticos locales?” “Bien, a secas; tratando de no hacer pendejadas se la llevan de a muertito siguiendo los lineamientos federales. Aunque a ciencia cierta no saben lo efectivo de cada medida. Sin embargo, me acaban de decir que el Ciudadano Chamaco aprovechando la coyuntura ya enseñó el cobre porque los recibos de agua potable están llegando al doble en el cobro”.

“¿Y de dónde quiere que salga el dinero para las despensas que están repartiendo? ¿De sus bolsillos?” preguntó Don Casi. “Pues que no se les ocurra tocar a mi puerta con una de esas despensas que puede que tengan frijoles con gorgojo porque los mando setecientas veces a la chingada. Yo todavía puedo jimar un coco y vender el agua fresca con todo y pulpa” respondió molesto Don Sebas. “Bueno Don Sebas, y además le comento que el expiloto de autos de carreras se está haciendo guaje para reparar las pendejadas hechas en playa Contramar aprovechando que las autoridades de los tres niveles de gobierno tienen la mira puesta en el virus que ojalá nos cambien la mentalidad sobre la fragilidad del ser humano ante la venganza de la Naturaleza. Bueno, creo que ya extendimos la charla porque se me calentó la oreja con el auricular. Esperemos la autorización de la patrona de la casa para reunirnos y tomar dos grandes tazas del brebaje negro guerrerense y seguir hablando del macabro mundo de la ‘polaca’ mexica”. “Bien Don Casi. Seguimos en contacto”. Don Sebas y Don Casi, el par de ancianos pioneros del puerto de Zihuatanejo, colgaron al mismo tiempo.

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