La voz de Zihuatanejo

Opinion

¡PARA ESO ES PRESIDENTE, QUE CARAJOS!

Eduardo Morán C.

Cuando AMLO dice contar con la calidad moral para dirigir este país, hay que pensar que no se necesita mucha para hacerlo, pues somos un país donde la tranza, el abuso y el pasarse por el arco del triunfo leyes y reglamentos, son prácticas aceptadas y hasta reconocidas socialmente. Pensemos, por ejemplo, en la calidad moral que tienen quienes dirigen los carteles que asolan al país, o la de nuestros líderes sindicales, o la de nuestros dirigentes políticos. Como solía decir mi padre: “Un pueblo de ratones, sólo puede ser dirigido por una rata”.

Siendo las fuerzas armadas “pueblo uniformado”, estos organismos desde siempre han estado involucrados en infinidad de corruptelas y eventos sumamente opacos, que van desde el simple cobro de cuotas para obtener la “cartilla”, pasando por infinidad de asesinatos extrajudiciales, guerras sucias, Tlatlayas o inacciones imperdonables como la del caso Ayotzinapa, y ahora, la opaca, desaseada y muy probable corrupción, con que están ejecutando las obras estelares de este gobierno.

El hecho de que a pesar de los constantes atropellos que sufren los ciudadanos por parte de las fuerzas armadas, éstas sean de las instituciones que mayor reconocimiento tienen en el país, me confirma la poca importancia que otorgan los mexicanos al respeto del marco legal que nos rige. Es decir, la inmensa mayoría de ciudadanos piensa, que si se tiene una posición de poder, es un error no aprovecharse de ello, y entonces, el respeto a las leyes y normas que exigía cumplir a sus autoridades, pierde toda vigencia. Para eso es que los mexicanos buscan ser autoridad y tener poder.

Es incomprensible el reconocimiento que tienen las fuerzas armadas, cuando vemos el pésimo resultado que ha tenido su combate a la delincuencia, ya tienen 15 años en ello y cada día la situación está peor, hecho que sólo se puede explicar, o porque son terriblemente incompetentes, o peor aún, por existir colusión entre perseguidos y perseguidores. De esto último hay evidencias confirmadas, sospechas muchas y castigos muy pocos.

Con todos estos antecedentes, resulta absurdo que el presidente cada día asigne más tareas a las fuerzas armadas, argumentando, a pesar de las evidencias, que en ellas podemos y debemos confiar(?). Llega a tal grado el disparate, que en lugar de exigirles transparentar cada peso que gastan, lo cual nos demostraría la honestidad que les atribuye, las blinda contra toda solicitud de información, lo que constituye un gran incentivo para incrementar la corrupción que evidente existente en su seno.

El enorme desprecio que tiene el “pueblo bueno” por el marco legal y la peculiar idea de cómo debe ejercerse el poder, es parte de lo que explica por qué los constantes dislates mañaneros del presidente no afectan su popularidad, puedo decir que AMLO encarna el anhelo de muchos mexicanos, llegar al poder y hacer con él lo que le venga en gana, pasándose la ley por lo más guango del cuerpo. ¡Para eso es presidente, que carajos!

Es todo…

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